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Software verde:
cuando el código también cuida el planeta

13 Septiembre de 2024

Vivimos en un mundo que respira bytes, líneas de código y algoritmos. No obstante, rara vez nos detenemos a pensar en el impacto ambiental que genera nuestro idilio con la tecnología. Lo que no vemos es que detrás de cada clic, cada descarga de vídeo en alta definición y cada tweet, hay un ejército de servidores que necesitan electricidad para funcionar, y lo hacen en cantidades asombrosas.

Para poner en perspectiva, el centro de datos más grande de Europa se encuentra en un pequeño pueblo de Noruega, en Kolos. Cubre dos millones de metros cuadrados en cuatro plantas y tiene planes de consumir hasta 1000 megavatios de energía para 2027. Cuesta discernir si es mucho o poco, pero es mucho.

Los centros de datos contribuyen actualmente entre el 2% y el 4% de las emisiones globales, una cifra comparable a la de la industria de la aviación. ¿Pero y si el propio software que alimenta nuestras aplicaciones y programas favoritos también pudieran ayudar a reducir la huella de carbono del planeta?

Centro de datos más grande de Europa. Fuente: Datacenterdynamics.com

¿De qué va esto del software verde?

Al igual que el término sugiere, el software verde es un enfoque de desarrollo que busca crear aplicaciones y programas optimizados para consumir la menor cantidad de energía posible y, por ende, su impacto ambiental. No es solo cuestión de optimización para que las cosas funcionen más rápido, sino de un replanteamiento profundo sobre cómo, por ejemplo, escribir código que consuma menos energía. La idea es reducir al mínimo el gasto energético asociado al funcionamiento del software, en especial en centros de datos y servidores que, a su vez, funcionan gracias a fuentes de energía que, en su mayoría, provienen de combustibles fósiles.

La lógica detrás del software verde no es solo técnica, sino casi filosófica: ¿cómo podemos hacer más con menos? Una pregunta que, curiosamente, es tan relevante para el desarrollo sostenible como para la eficiencia computacional.

El impacto energético del software: ¿es tan grave?

No solo nuestro móvil o portátil es el único afectado por el consumo energético del software. Los gigantescos centros de datos que permiten que Netflix no se quede colgado en mitad de una maratón de series o que Google responda a nuestras preguntas en milisegundos, son auténticos devoradores de energía. Y aquí está el truco: cuanto más complejo es el software, más energía necesita para ejecutarse. Esto implica más recursos informáticos y, por tanto, un mayor impacto ambiental.

Sin ir más lejos, y aportando más datos, los centros de datos ya consumen aproximadamente el 1% de la demanda global de electricidad, una cifra que no deja de crecer con la expansión de la inteligencia artificial, la computación en la nube y otras tecnologías emergentes.

Data Center de Netflix y Facebook en Madrid. Fuente: europapress.es
Data Center de Netflix. Fuente: fibre-systems.com

¿Cómo puede hacerse el software más ecológico?

Implementar estrategias más sostenibles al desarrollar software no solo es posible, sino necesario. Algunas de las prácticas más relevantes incluyen:

Optimización algorítmica: El principio básico del software verde es la eficiencia. Un código que necesita menos operaciones para alcanzar un resultado es un código más ecológico. Menos operaciones implican menos consumo de energía, y esto se puede lograr mediante la optimización de la complejidad computacional de los algoritmos. Para entenderlo solo hace falta pensar en aquellos momentos en los que una aplicación tarda una eternidad en cargar. Quizás está ejecutando procesos innecesarios o mal estructurados, por lo que está consumiendo más recursos de los que debería. Este es el enfoque que promueve la Green Software Foundation, fundación que busca lograr que la computación no sea parte del problema del cambio climático, sino parte de la solución.

Reducción de datos procesados: ¿Sabías que mover datos de un lugar a otro consume muchísima energía? Los algoritmos verdes intentan minimizar este tráfico de datos. Comprimir los archivos antes de enviarlos, reducir el tamaño de las imágenes o evitar la transmisión de datos innecesarios son algunas de las maneras en las que se puede reducir el consumo energético asociado al procesamiento y transferencia de información.

Reducción del procesamiento innecesario: Cada vez que una aplicación se ejecuta en segundo plano sin necesidad, está consumiendo energía. Una mejor gestión de los procesos en segundo plano y la reducción del procesamiento innecesario pueden ayudar a reducir al mínimo este consumo. Aplicaciones que comprimen archivos automáticamente o que transmiten menos datos innecesarios pueden tener un impacto significativo.

Desarrollo distribuido y uso eficiente de computación en la nube: Otro truco en el manual verde es distribuir inteligentemente las cargas de trabajo. No es necesario que un único servidor procese todo; la computación distribuida, bien implementada, puede reducir la carga en servidores individuales, lo que permite que cada uno funcione de manera más eficiente. En la nube, algunas empresas como Amazon Web Services o Google Cloud han comenzado a ofrecer opciones “eco-friendly”, que permiten a los desarrolladores elegir centros de datos que funcionan con energía renovable.

Monitorización del consumo energético: Para saber cuánta energía consume realmente un software, es importante medir su huella de carbono. La Green Software Foundation ha desarrollado una metodología que permite medir el impacto energético del software en términos de emisiones de CO2. Este enfoque, conocido como SCI (Software Carbon Intensity), se ha incorporado al estándar ISO, lo que ofrece a las empresas una herramienta concreta para mejorar.

De vuelta a la realidad: los desafíos del software verde

Aunque la promesa de un software energéticamente eficiente es emocionante, no es un paseo por el parque. Requiere más esfuerzo y tiempo de desarrollo, lo que a menudo se traduce en costos adicionales. Además, la eficiencia energética puede entrar en conflicto con otros objetivos del desarrollo de software, como el rendimiento o la seguridad. La optimización energética a veces significa reducir la velocidad de procesamiento, algo que puede no ser viable en aplicaciones críticas o en tiempo real.

Sin embargo, grandes actores de la industria están tomando cartas en el asunto. Gigantes como Google, Microsoft y Facebook ya están implementando técnicas de eficiencia energética en sus centros de datos, y se está generando una conciencia creciente entre los desarrolladores sobre la importancia de escribir código que sea más respetuoso con el medio ambiente.

El futuro verde del código

En definitiva, el software verde no solo trata de optimizar procesos, sino de replantearse el impacto tecnológico en el medio ambiente. Las empresas, los desarrolladores y los usuarios tienen un papel crucial en la construcción de un futuro más sostenible, por lo que no pueden ignorarlo. Implementar prácticas de eficiencia energética, elegir servicios en la nube sostenibles y optimizar el código son solo algunos de los pasos necesarios para reducir la huella de carbono de la tecnología.

La próxima vez que utilices una aplicación o un servicio en línea, piensa en las capas ocultas de energía que se están utilizando para mantenerla en funcionamiento. Si todas las empresas adoptaran los principios del software verde, podríamos evitar que la tecnología termine siendo responsable de un 14% de las emisiones globales para 2040.

Hagamos conciencia.

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